La familia Bertrand

Dar la bienvenida al futuro en villemajou sobre un suelo vivo
« El vino debe tener el sabor de algún lugar, no de algo. » Gérard Bertrand elabora vinos que tienen el sabor de su terruño, en un suelo trabajado en biodinámica. Una voluntad que cobra todo su efecto durante la vendimia. Explicaciones en Villemajou.
Las tierras de Saint-André, protegidas por los primeros contrafuertes de los Corbières, albergan las viñas del dominio de Villemajou, donde todo comenzó para la familia Bertrand. En las filas de Roussanne, el equipo de vendimiadores recoge las uvas, que, ensambladas con las variedades de Marsanne y Vermentino, darán el próximo vino de la Château de Villemajou Grand Vin Blanc.
A cargo de estas vendimias 2021, Fabrice Bousquet cuenta con 12 años de servicio junto a Gérard Bertrand. Administrador de 60 hectáreas, brinda un cuidado continuo a sus parcelas durante todo el año y se alegra del estado sanitario de las uvas: « Estamos orgullosos de la salud de nuestras viñas. Para nosotros, es una verdadera recompensa ver el fruto de nuestro trabajo. Hoy, estamos felices, en equipo. »
« El terruño se sublimiza cuando los suelos están vivos »
En su último libro La Naturaleza en el corazón, Gérard Bertrand explica que « El terruño se sublimiza cuando los suelos están vivos: las uvas de los terruños captan la huella de su biotopo con la ayuda del viento, del sol y de la lluvia y liberan, a través de la alquimia de la fermentación, esta origen en el vino ». Para Fabrice, la vid es también un organismo animado que nace en el suelo. Ha sido testigo de la evolución de la vid desde la conversión del dominio a la biodinámica y explica una de las muchas diferencias: « En el sistema tradicional, son las raíces cercanas a la tierra las que nutren la cepa, mientras que en biodinámica, la cepa retoma una progresión llamada "normal" con un enraizamiento más fuerte y un potencial de resistencia elevado ».
Del suelo a la cepa, de la cepa a la hoja y de la hoja a la uva
La historia de cada parcela comienza en un terruño, preservado y dinamizado por la biodinámica. Aquí, no hay herbicidas ni fertilizantes químicos. La hierba se corta, el suelo se labra, con la ayuda de técnicas manuales. Y al final de la vendimia, cuando las hojas caen naturalmente, una por una, son las ovejas las que toman el relevo en el dominio. Se alimentan de la hierba, producen abono natural y así nutren el suelo. El ciclo de la vida retoma su curso y el sabor, ese bouquet tan buscado de ese « algún lugar » regresa. Una vendimia tras otra. En el terruño de los Corbières.
1 comentario
Bonjour,
Avoir su sauvegarder ce terroir des Corbières n’a pas dû être une chose facile.
Bravo Gérard, ton côté visionnaire te récompense, je te félicite
Encore Bravo pour les magnifiques cuvées que tu nous proposes.
Bon courage
COMBES Roger
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